Los riesgos biológicos son aquellos que están relacionados con la exposición a agentes biológicos, como bacterias, virus, hongos, parásitos y toxinas producidas por organismos vivos. Estos riesgos pueden presentarse en diferentes entornos, como laboratorios, hospitales, granjas, plantas de procesamiento de alimentos y entornos naturales.

Algunos ejemplos de riesgos biológicos incluyen:

1. Infecciones: Existe el riesgo de contraer enfermedades infecciosas al entrar en contacto con agentes biológicos patógenos. Estas enfermedades pueden ser transmitidas a través del aire, el agua, los alimentos, los fluidos corporales o el contacto directo con personas o animales infectados.

2. Alergias: Algunas personas pueden desarrollar alergias o sensibilidades a ciertos agentes biológicos, como el polen, los ácaros del polvo, los hongos o los pelos de animales. Estas alergias pueden causar síntomas como estornudos, picazón en los ojos, congestión nasal o dificultad para respirar.

3. Toxinas: Algunos agentes biológicos producen toxinas que pueden ser perjudiciales para la salud humana. Por ejemplo, las toxinas producidas por ciertas bacterias pueden causar intoxicaciones alimentarias, mientras que las toxinas producidas por ciertos hongos pueden causar enfermedades respiratorias.

4. Lesiones por picaduras o mordeduras: Algunos agentes biológicos, como insectos, arañas o animales venenosos, pueden causar lesiones o enfermedades al picar o morder a las personas. Estas lesiones pueden variar desde picaduras leves hasta reacciones alérgicas graves o enfermedades transmitidas por vectores.

5. Contaminación ambiental: La liberación accidental o intencional de agentes biológicos en el medio ambiente puede causar contaminación y representar un riesgo para la salud humana. Por ejemplo, la liberación de organismos genéticamente modificados o la propagación de enfermedades infecciosas en el medio ambiente pueden tener consecuencias negativas para la salud y el ecosistema.

Para prevenir los riesgos biológicos, es importante seguir buenas prácticas de higiene, como lavarse las manos regularmente, utilizar equipo de protección personal adecuado, vacunarse contra enfermedades infecciosas, mantener una buena ventilación en los espacios cerrados y seguir las pautas y regulaciones de seguridad establecidas.